
Cada vez son más las empresas enfocadas en la creación de departamentos que tienen como función el desarrollo de nuevos productos o servicios, así como en la mejora de procesos que incrementen su competitividad.
De forma poco habitual las estrategias relacionadas con marcas y patentes son incorporadas a los procesos de innovación, a pesar de que su interrelación resulta inevitable a la hora de pretender que un producto o servicio sea exitoso en el mercado. A continuación, les contaremos el por qué de esta afirmación.
Hoy en día, son más las empresas que sin importar su tamaño se han enfocado en el desarrollo de nuevos productos o servicios que deriven en la diversificación de sus ingresos, los cuales implican poner en marcha actividades de innovación, que a la larga, terminan siendo estrategias que son fácilmente copiadas.
Esta consecuencia es fruto del desconocimiento que existe respecto a la importancia de proteger, y más aún, del sistema de propiedad intelectual, el cual ofrece un panorama de posibilidades inmensas para enriquecer los procesos de innovación, principalmente desde dos frentes:
Evita la copia de productos resultantes de las actividades de innovación
La propiedad intelectual de la cual forman parte las marcas y las patentes permite proteger desarrollos, creaciones o información confidencial para evitar su copia.
Como probablemente la mayoría conoce, la copia cada vez es más frecuente no sólo por la competencia sino también por anteriores miembros de una compañía como ex colaboradores o ex socios. En esta función específica de la propiedad intelectual es importante resaltar que evitar la copia no debe ser entendida exclusivamente como el bloqueo que impide la reproducción de elementos como marcas, métodos, formulaciones e incluso estrategias internas de las compañías, sino también como aquella que implica blindarse frente a registros por un tercero que buscan apropiarse de los derechos sobre desarrollos que claramente no son propios.
Un ejemplo de esta situación ocurre cuando un producto que es desarrollado por la empresa A, es patentado por la empresa B, obligando a la empresa A a retirarlo del mercado, aún después de invertir en I+D+I para llegar a dicho resultado. Esta situación es fácilmente evitable con una correcta gestión de activos de propiedad intelectual que deriven en los registros requeridos para protegerse y que pueden costar mínimos porcentajes de la inversión que debería realizarse en procesos judiciales engorrosos e inciertos, al haber permitido registros por otros.
La propiedad intelectual como fuente de información para innovar
Las marcas, patentes y otros tipos de propiedad intelectual como diseños industriales, se encuentran depositados en bancos de información pública libremente accesible por cualquier persona.
Esta fuente de información constituye una herramienta de alto valor para procesos de innovación, en tanto contiene todo el historial de tecnologías desde sus inicios hasta las que serán lanzadas en el futuro, pudiendo segmentarse por sector, competidor, país, etc. Respecto a las marcas, también es posible evidenciar en los registros desde las últimas estrategias de marketing -incluso neuromarketing- hasta tendencias de packaging.
La magia de esta información no es su libre consulta, sino que en muchos casos se encuentra en dominio público, es decir, puede ser usada por cualquier persona sin pagar regalías, ni quisiera, solicitar autorización. Estas situaciones de dominio público dependen de los países de registro, su vigencia y la diligencia de los propietarios por mantener activos los derechos, lo que requiere de un análisis legal.
Lo cierto es que la información de muchos productos exitosos en el mercado puede estar ahí, libre de uso, esperando por una empresa visionaria que logre aprovechar la propiedad intelectual para desarrollar estrategias de innovación de bajo costo pero de alto impacto.
En conclusión, las marcas y patentes además de ser una herramienta para evitar la copia de desarrollos resultantes de procesos de innovación, también son una estrategia muy poderosa para llegar a innovación sin necesidad de invertir altas sumas de dinero en I+D, aprovechando el camino recorrido por otros de forma legítima. Precisamente, la información de la propiedad intelectual es pública para que sea aprovechada por las empresas en avances de ciencia y tecnología.
Escrito por: Adriana Rave Valencia
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